sábado, 11 de septiembre de 2010

Entenderán los que me entienden.

Hace mucho no entraba, ni escribía.
A veces escribir me genera una sensación de libertad que no logro con otras actividades.
Creo que cuando escribo, me libero de mi misma. Porque saco al exterior lo que me gusta, lo que detesto, lo que me apasiona o atormenta. Entonces me libero, de mi mente y sus telarañas, que a veces por flexibles no dejan caer y fugarse a ciertas ideas que mas vale perderlas que encontrarlas. . .
Hoy miré TVR, que hacía un par de semanas no miraba, y me quedé pensando mucho en las palabras de Aliberti, que tuve que compartir con una gran amiga.

Qué tan valioso resulta para muchos futuros colegas la preservación del espíritu crítico?
Ultimamente descubro a mi alrededor más cabezas adeptas y ciegas que posibles grandes periodistas.
Jamás voy a intentar hacerme creer que existe el periodismo objetivo, por que los que lo hacemos -al periodismo- somos sujetos, y subjetivos.
Pero me pregunto porqué no puedo intentar pretender que el espiritu de crítica y perspectiva brote de la mente de mis pares?

O acaso ya estamos tan enagenados que no nos permitimos reconocer algo "malo" de quienes bancamos, o "bueno" de quienes repudiamos ?
Eso no hará menos fieles? Nos convertirá en rivales?
O acaso no hacerlo, es decir, no pegarle un tubazo a la reflexión nos convierte en ingenuos, condecendientes y medio boludos? Voto por la segunda opción.
Se que hoy, desde mi lugar de aprendiz mucho no puedo hacer más que guardar la esperanza de que a todos los que sueñan con el ejercicio del periodismo en un futuro, les pase como a mí, y sientan ese bichito cuestionador que cada tanto toca a la puerta y nos recuerda nuestro valor.
Ojalá estas lineas, si es que alguien las lee, interpelen la mente de algún amigo, compañero, que al irse al dormir acabe replanteandose su accionar cotidiano, sus sueños, se presente o futuro.
En una de esas le pasa como a mi, que descubre a tiempo que no hay que comerse discursos, sino escucharlos un par de veces, y narrar lo que para nosotros vale la pena, entendiendo a éste como nuestro rol: Hacer valer las palabras, llenarlas de sentido y sentimiento, compromiso con uno y con los demás, pero por sobre todo, cargarlas del espíritu crítico que hace único al periodista.

Porque jugamos constantemente con el valor de la verdad, aunque sueñe gracioso, nosotros le ponemos precio y los que nos leen, ven o escuchan, compran o dejan de comprar.
Yo apoyo, yo banco y deseo, que las cosas sigan tirando para el lado que nos hace crecer día a día.
Pero por suerte me doy el gusto de no sentirme ingenua o boluda, y me doy el placer de poder cuestionar.

Proque creo que la crítica, es la herramienta para el crecimiento.

Nos comimos buzones por décadas!!!
Ahora cambiemos la historia.